SÍMBOLO DEL BICENTENARIO
ARGENTINO 2010.
El símbolo más recordado en la historia gráfica argentina.
Un sol brillante de esperanza y unión.
La búsqueda de una identidad nacional contemporánea es un deber ineludible para quienes aportamos a la construcción de la cultura desde la comunicación. Construir cultura supone, para nosotros, una actitud comprometida y progresista con la época y el lugar en el cual decidimos vivir y desarrollarnos. Somos comunicadores de un tiempo líquido y sin certezas en el cual la identidad tiende a desmaterializarse. Nuestro anhelo es ser comunicadores de una identidad nacional a la que aspiramos haber transformado en un universo abstracto de belleza y síntesis, que mejore la percepción de nuestra historia y nuestro imaginario en la generación de nuestros hoy pequeños hijos. Este es el marco cultural y ético en el que hoy nos desarrollamos, y que subyace en nuestro trabajo.
En colaboración junto al diseñador Juan Pablo Tredicce
En este marco y para el caso de la marca para el Bicentenario Argentino, proyecto con el cual ganamos el concurso público llamado por la Presidencia de la Nación para simbolizar los festejos, buscamos lograr una expresión gráfica que fomentara en todos los argentinos el sentido de comunidad y pertenencia. Entendíamos que no hay tribu que exista sin ritual, así como no hay nación que sea tal sin un símbolo que la defina. Encontramos en la Escarapela Argentina, divisa celeste y blanca que históricamente identificó a nuestros patriotas, un símbolo propicio que condensaba también un ritual escolar, el de colocársela cerca del corazón; repitiendo una acción colectiva de dos siglos iniciada por los héroes de La Independencia.
La marca, después del concurso y de la conformación de un manual de uso, fue puesta a disposición del público libremente. Virtualmente y en pocas semanas, su presencia se hizo omnipresente en todos los medios de comunicación masiva, en todos los eventos oficiales, en la mayoría de los actos privados organizados por ONGs, instituciones, universidades, colegios primarios y secundarios, en la ornamentación y en el mobiliario urbano. Las ciudades, las rutas y los pueblos argentinos se vistieron con ella. Miles de afiches, pines, estampas, stickers, libretas, banderas, vinchas y trompetas, diseñadas y distribuidas por comerciantes y vendedores ambulantes, plagaron las calles de nuestras ciudades y las manos de grandes y chicos.